Por: Ana T. Brotons Gómez
Si hay algo que mueve mis emociones dentro del mercadeo es el tema del marketing honesto. Creo en que, si vamos a hacer marketing, debe ser de manera ética y sin engaños.
Hay una situación que llevo años experimentando y tengo que confesarte que saca la emoción de coraje en mi. Y la situación es la siguiente: que te pongan en una tienda un producto que no corresponde al precio que dice en la góndola. O que en la góndola diga un precio y en el recibo te cobren otro. No voy a mencionar las tiendas en las que me pasa porque mi intención no es afectar negativamente, mi intención realmente es llevar un mensaje positivo y de consciencia.
Ayer me volvió a pasar y le pregunto al empleado y me dice “yo no sé por qué eso está ahí”. Pero lo peor de la situación, no lo puso donde se supone que va. No sé hasta qué punto un gerente podría dar instrucciones como estas, quisiera pensar que no son instrucciones. Pero… ¡Es que ocurre mucho! ¿Qué está pasando?
Puede que no sea a propósito, y que sea que están poniendo un producto para rellenar el espacio porque no queda del que se supone que vaya ahí. Si es el caso, toca hacer una nueva etiqueta de precio. Eso sería marketing honesto. De igual manera, si el precio sube, sabemos que por la inflación los precios están subiendo, deben tomar el tiempo y cambiar las etiqueta con el precio actualizado.
Podemos usar la persuasión en nuestros mensajes y es válido, pero nunca el engaño o la intención de que el cliente no se de cuenta. Debemos darle la información al cliente y que ellos elijan informados, no engañados.
Y a nosotros como consumidores… ¡Nos toca estar pendientes! Seamos consumidores inteligentes. Se vale preguntar, se vale tomarte el tiempo en la góndola mirando que el producto corresponda a la etiqueta y se vale que, cuando pagas en la caja registradora, revises los precios que te cobran y luego revisar el recibo de compra.
A los “marketers”, hagamos marketing honesto y ético. Y a los consumidores, seamos consumidores inteligentes.
Hasta el próximo escrito 😉
Ana